viernes, 18 de marzo de 2016

Visita a escuelas

El viernes tuve la oportunidad de ir a dos escuelas para promocionar el gusto de la lectura (y de pasada mi obra). Hace mucho que no iba a una y normalmente los pre adolescentes me dan miedo, pero sobreviví ^^'. Aquí va la historia (y es la primera vez que uso gifs, así que espero ilustrarla correctamente.

Empiezo desde el principio:
Una de mis mejores amigas tiene dos sobrinas increíbles. Y, al parecer, una de ellas, que estudia en Colegio La Salle, le preguntó qué era yo de ella, en términos de parentesco. Mi mejor amiga dijo que era algo así como su tía, a lo que mi ahora sobrina le dijo:
-Entonces... ¿puedo invitarla a leer a mi escuela?
Y mi amiga reaccionó más o menos así:

Porque verán, las escuelas tienen este programa en el que los padres de familia les leen o platican cuentos a los alumnos para fomentar la lectura, y ella aprovechó este agujero legal para convertirme en la siguiente lectora del programa.
Obviamente, para mí era un honor asistir... pero, repito, los chicos entre once y trece me asustan un poco, al menos los que no conozco. No es que tenga nada en contra de ellos, pero esa es la edad en donde algunos empiezan a aburrirse con facilidad de las cosas para niños y las cosas de adultos a veces las ven como un sinsentido... Y, siendo así, ¿cómo iba a encontrar un cuento corto que les gustara?
Así que me puse a investigar: descarté de inmediato los cuentos de hadas y me fui por más modernos, pero siempre encontraba algo que no me agradaba y terminaba deshechándolos.
Y, al fondo, la sabia voz de mi madre me decía: "Preséntales tu cuento, el de Los Nueve Sabios".
Pero yo hacía un mohín y replicaba maduramente: "Nope".

Porque ese cuento, aunque me gusta mucho y le tengo cariño porque fue el primero que hice y el que me hizo ganar mi primer premio, tiene un mensaje moralizante y, al ser quien lo escribió, pensé que llegaba a ser presuntuoso.
Pero, obviamente, terminé en una situación peliaguda: Recibí una llamada diciéndome que me presentaría en tres días y yo sin cuento. Hice llamadas, convoqué a contactos, y a dos días de todo empecé a tratar de resumir una novela que me encanta y que me parecía excelente para los compañeros de mi sobrina... pero estaba muy largo y me retiré antes de que entrara en una fase de pánico.
(Por cierto, el libro es "Las dos muertes de Lina Posada", de Jaime Alfonso Sandoval. Se los recomiendo mucho, es para todas las edades)
Al final, llamé a mi amiga para preguntarle otros pormenores de la visita a la escuela, y me dijo que mi mamá le había comentado sobre mi cuento. Rendida, decidí mandarle a su sobrina ese y otro de mi autoría... y adivinen cuál ganó...
Así que sí, damas y caballeros, como dice Gothel en la película "Enredados":


Así que: Yolanda Chapa: 22, Mamá de Yolanda Chapa: 8008

Al fin, llegó el gran día.
Mi amiga y yo fuimos a la escuela de su... ejem, nuestra, sobrina, y me empezó a dar lo que yo le llamo "el ataque de los cinco minutos", que es el típico nerviosismo, náuseas y preocupación de que todo salga bien.
La idea era hacer una presentación de quién era yo y luego pasar al cuento, pero me encontré saltándome mi trabajo de escritora y sólo dije que venía en calidad de tía de una de la asistentes y conté mi cuento.
Quiero pensar que les gustó XD... Me aplaudieron mucho, así que quiero pensar que sí.
Mi amiga luego dijo algo como "Ella es muy modesta como para presentarse a sí misma, pero..." y les dijo quién era y lo que había hecho, así que recibí más aplausos. Luego hubo una pequeña plática de mi parte, algunas preguntas, y luego, lo mejor de todo que me hizo el día: la foto.
En primer lugar, así sentí que venían los niños hacia mí:

Bueno, no eran cientos, eran sólo treinta y pocos, pero por un momento mi corazón se paralizó XD Y luego, ya con todos alrededor mío, lo único que pude pensar es que en un año todos van a estar más altos que yo.
Luego nos tomamos la foto, y este es el resultado:
Por si alguien pregunta, soy la de celeste.
Pero ahí viene lo mejor: cuando terminamos la foto, sentí que alguien me picaba el brazo, y luego escuché un "¡La toqué!" Y luego sentí otro igual.
Jaja, me hicieron el día esos dos aventados :D

Pero eso no fue todo: la mamá de mi amiga también es maestra, y nos pidió que si íbamos a su escuela, que es la escuela María de León, saliendo de esta. Y claro que dije que sí, y después del éxito de esta visita con más ganas me fui para allá (bueno, me llevaron: mi amiga es la que conduce en esta historia).

Hice más o menos lo mismo, pero como aquí tenía más tiempo, platiqué más y me hicieron más y muy interesantes preguntas. He aquí las fotos de aquella visita:
Mi mamá dice que parezco estudiante de ahí, y no sé si sentirme feliz porque soy chaparra o porque me veo joven... Me iré por las dos.

En fin, la conclusión de todo esto fue que, nuevamente, comprobé que los jóvenes a esa edad me traen gratas sorpresas y esperanzas para la humanidad.

Agradezco mucho a la mi amiga y a su mamá por invitarme, me sentí muy bien al platicar con los estudiantes y sentir que estaba haciendo algo útil al entretenerlos un poco y sacarlos de su rutina con mi amor por las letras.

¡Gracias de nuevo, chicos de La Salle y de María de León! Esperemos que me presuman sus propias historias, escitas o no, muy pronto.

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